A todos aquellos que nos ven empujando la pared:
Nuestra única intención es estirar cuadriceps y gemelos. En ningún caso queremos mover el edificio ni ganar espacio a la calle para poder aparcar en batería (aunque moverlo, lo hemos movido).


martes, 21 de junio de 2011

I CARRERA POPULAR DE MONTAÑA "SAN BOROMBON" DE MUEL









Como nadie se anima, ahí va la crónica para la posteridad:


La primera edición de la Carrera Popular de Montaña "SUBIDA A SAN BOROMBÓN" que se disputó el domingo en Muel dejó un buen sabor de boca en los algo menos de 100 corredores que nos dimos cita.
Carrera dura y "salvaje" pero no por ello carente de atractivo. Por nuestra parte la idea era hacerla tranquilamente sin sufrir demasiado e intentar disfrutar del paisaje y de los kilómetros. Yo me lo tomé con bastante tranquilidad pues, aún cuando Paco se me iba para adelante en alguna recta arriba en la plana, quise seguir a mi ritmo machacón y no forzar la máquina ni un gramo.


A la llegada a las piscinas comenzaba a fraguarse el ambientillo de este tipo de carreras. Mucha gente, la mayoría ya con cierta edad, bregada en este tipo de pruebas pero también se veía algún que otro chaval joven y alguna moceta del pueblo. Cogimos los dorsales, nos los compusimos, estiramientos, trote para romper a sudar y ya eran las 9:30, hora de la salida.

Por allí ejerciendo de speaker Celedonio. Un momento antes de dar la salida el responsable de organización (que también la corrió) nos dio una serie de "consejos" y avisos para los que no se conocían la zona (que éramos casi todos). Que si una zona "peligrosa entre comillas" (¡coño, pues no vayas entre las comillas!), que si un descenso campo a través que hay que hacerlo con cuidado, que si dragones... En fin, nos pusimos nerviosos no sé si por lo que contaba o por lo que se retrasaba la salida.

Por fin, salida y a correr. Primeramente en un tramo descendente, cruzando el pueblo, que nos llevaría a una zona nueva de paseo hasta el famoso parque de Muel. Zona cómoda para correr y bonita. Pasamos el parque y primer km. Marca el reloj 5:07 m (rápido sabiendo que hay que ser muy reservón). Pasado el parque, tomamos una calle que nos lleva a las afueras del pueblo, antes de una curva cerrada a la derecha tomamos recto un camino apuntando hacia el monte de S. Borombón (o S. Brendan que dicen los irlandeses). El caminito toma una pendiente ascendente muy suave por lo que es fácil de rodar. En seguida km 2 (10:32 m, se nota la pendiente).

Al poco el camino se hace senda que discurre entre unas pequeñas arboledas y comienza a tomar mayor pendiente. Giramos a la derecha y, tras pasar una val labrada, comenzamos la ascensión que nos llevaría hasta la primera cumbre. Al principio seguimos corriendo, unos detrás de otros, algunos nos adelantan.

Hacia el km 3 la pendiente se endurece y empezamos a notar que esto se está haciendo muy duro. Por delante y encima de nosotros (pues estamos trazando un amplio semicírculo en el que salvamos por arriba un barranco) vemos a los primeros, siguen corriendo.





Inmediatamente delante de nosotros el personal ya empieza a andar, paso ligero si, pero se deja el trote. Nosotros lo que nos mandan. Comenzamos a andar. La verdad es que cuesta, me noto que no subo como acostumbraba a subir cuando iba al monte (tendré que practicar más las salidas a montaña). La pendiente se endurece y ganamos altura. En algo menos de 1 km llegamos a una pequeña zona, todavía de sendero, con menor desnivel y trotamos un poco. En seguida se llega a un alto que, tras una breve bajada, acomete en fuerte subida a San Borombón (cuando digo fuerte subida obvia decir que andando). Allí nos reciben unos cuantos chavales de la organización y nos dan ánimos (¡hala, que ya habeis subido, ahora es bajada todo!). Menos mal que me había mirado el perfil si no me engañan como a un chino.

Cruzamos al lado este del monte y empezamos a bajar por trialera. Alguna corredora (buena corredora) baja acojonada y pierde toda la ventaja que había sacado subiendo. Se bajan unos 80 m de desnivel pero el terreno está muy disgregado, hay que estar muy atento a poner el pie en zona estable, además hay poco matorral con lo que se dificulta todo. Por fin llegamos a una pista que sube hacia la Plana de Jaulín. A los 300 m. primer avituallamiento. Paramos y nos dan una botella de agua fría-fría (a mi me viene de perlas). Nos la bebemos entera y seguimos ascendiendo por la pista. Me recuerda la de subida a la Plana de María, en cuanto a su anchura, pendiente y trazado. A los 500 m. decidimos andar un rato pues la bajada no nos había reportado descanso alguno en los cuadriceps. Una chica, que habíamos adelantado después del avituallamiento, nos adelanta corriendo. Va despacio pero es una auténtica diesel, no para. En el km 7 aprox. ya vemos el final de la subida, hay unos ciclistas animando.

Coronamos el borde de la plana y echamos a correr por ella. Pica un poco hacia arriba pero con lo que hemos pasado nos parece llano. Aquí volvemos a pillar a la diesel. Vamos comentando todo. Enseguida viene el km 8. Miramos el reloj y... ¡llevamos 56 minutos de carrera!, ¡para 8 kilómetros!. En nuestra vida hemos corrido tan despacio. Realmente, ahora con la mente fría, lo veo lógico. Máxime cuando se piensa que en apenas los dos primeros 2 kms se han podido subir casi 300 m de desnivel.

Seguimos rodando a buen ritmo por la plana, tras 3 km el camino hace un giro a la derecha, a la altura de la cabecera de un barranco y afrontamos la bajada de la plana. Se hace campo a través junto a una valla que limita algo ¿…?. La pendiente es fuerte pero el terreno y los matorrales la hacen más fácil de pasar. Arriba Paco ya se me ha ido unos metros, aquí bajo detrás de una pareja con la que haría grupetto. Nos adelante otra moza (la diesel) al grito de ¡esto, hay que bajar en plan destalentaooooo!.

Una vez bajamos, si no recuerdo mal, nos meten en un campo labrado. No está cultivado pero la tierra está muy hueca. Es una trampa para los tobillos, decido pasar por el centro pero es peor. Al final, los últimos 50 m bajo el ritmo por precaución. La del grupetto va continuamente quejándose “vaya encerrona, a mi no me ven más por aquí. Joder, y ahora por dónde bajamos”. Al final se quedaría la 3ª clasificada femenina en veteranas. Para mi que era su manera de motivarse y sacar fuerzas.

Otra bajada y llegamos a lo que parece el inicio de un barranco. Zona bonita con cierta complicación técnica, más por la falta de cualquier cosa que se pareciese mínimamente a una senda. La hierba está crecida y no se sabe dónde se pisa, en algunos sitios mucho matorral pinchudo. Las piernas se nos llenan de arañazos. Ya no sentimos las piernas. Cruzamos el fondo del barranco 5 o 6 veces por la técnica de la conversión de la energía potencial en energía cinética (esto a riesgo de pegarnos una buen leche al intentar salvar la trinchera que forman las aguas en los fondos de la barranquera). Hay que ir, como en el resto de la bajada desde que dejamos el “cómodo” camino, con un ojo dónde pisas y con el otro buscando la señal que te indica la dirección. Es una auténtica carrera de orientación.

De vez en cuando aparece un voluntario que no se sabe cómo ha ido a parar ahí, y te indica por dónde tirar.

Cuando parecía que ya llegaba el barranco a su fin (todos los barrancos desembocan o en la Huerva o en otro barranco), de repente nos encontramos a un voluntario que nos manda subir ladera arriba. Me quedo con cara de haba y le pregunto: “Pero dónde se coge la senda?”, se me descojona y me vuelve a señalar. Veo un rosario de corredores cada uno por un lado, casi arriba, a unos 30 m. veo a Paco. “Bueno. – pienso-, a ver si en el próximo avituallamiento lo cojo y acabamos juntos”. Empiezo a subir, dos pasos hacia arriba y uno hacia atrás. Al final llegamos arriba y nos encontramos con una zona en suave pendiente, bajamos y al fondo se ve ya la vega del rio con un coche de avituallamiento. Kilómetro 13-14.

Voy bajando y me fijo en la gente que está en el avituallamiento, no veo a Paco (¿se habrá perdido?. Imposible). Llego, paro, me tomo tranquilamente mi botellín (ya llevo 4, o seá, 1,2 litros de agua). Me preguntan qué tal, cómo está el recorrido. Les comento lo del campo-trampa del astrágalo. Y salgo.
Ahora vamos por un ancho camino (después nos dijeron que era el de Mezalocha) que discurre por la misma vega del rio. Cojo a la pareja del grupetto. En una curva vemos enfrente un vado “coño, lo que faltaba, a vadear el río”, pero no, un voluntario nos señala una entrada apenas perceptible al soto de ribera por donde nos adentramos.

Por fin sombra, el cambio brusco de luminosidad me afecta a la visión y me entra pánico de tropezar con alguna raíz o pegarme un cabezazo contra algún chopo. Es una senda bonita, serpenteante, que está señalizada con hitos en blanco y azul y que aporta frescura al ambiente. Por el contrario, los distintos contrastes entre las zonas abiertas al sol y las umbrías me perjudican mucho. Les dejo a los otros que vayan por delante. Hay una zona que debemos ayudarnos de una cuerda para pasar. Esta todo bastante bien señalizado, puentecillos sobre acequias y pasos por cañaverales.
Salimos del soto y, último avituallamiento. Aquí la pareja con la que voy no para. Yo sí, me lo estoy tomando con una pachorra… Se me van unos metros por delante. Me dicen los voluntarios que sólo quedan 2,5 kms.

Llego a un camino ancho que se convierte en calle cuando aparecen las primeras casas del pueblo. Giro a la derecha para coger la dirección de entrada en el parque. Al final veo a dos “paparazzi” con cámaras, uno de ellos me grita: “Hala, Alfonso, que ya estáaaaaa!”. Pienso: “Esto no es como el maratón, que llevábamos el nombre en el dorsal, este igual tiene la lista de corredores y, con el trote cansino que llevo, le habrá dado tiempo a leer el nombre”. No, era mucho más fácil, el susodicho animador no era otro que el prestigioso atleta Jose Mari H., que nos acompañaba en tareas de reportaje gráfico. Lo saludo.

Entro en el parque, aquí ya se ve a alguien del pueblo animando. En una zona me señalan el camino: Cooo, por aquí!. Yo les respondo: “Gracias, cos!”.
Paso por un puentecito el huerva y retomo el paseo nuevo que han habilitado recientemente, subida y cruce de la carretera y callejeo por el pueblo. Cojo a un par de corredores que van andando, les animo pero me dicen que no, que ya no sufren más. Al rato una cuesta de la leche, empiezo subiendo y a mitad me pregunto: “si no mira nadie y ya voy casi con dos horas, qué cojones hago yo subiendo esto corriendo?”, Lo subo andando (50 metros) y echo a correr, me animan en una esquina unos chavalillos, unos abuelos, desde una casa un crio con una pistola de agua me refresca (gracias, majo!). Al final llego al puente del tren, paso por debajo y ya la meta. Unos metros antes veo a Paco que me anima y a Jose Mari ¡de nuevo!. Pero éste… ¿cómo ha venido?, hace un rato estaba en el parque y ahora aquí!. Después me entero que del parque nos han hecho dar un buen rodeo, aunque bien es cierto que el ritmo no estaba para echar “güetes”.

Llego a meta, unos metros antes han llegado mis últimos compañeros de viaje. Estas carreras con poca gente y que llegamos con cuentagotas tienen de bueno que el speaker le da tiempo a anunciarte, a encontrar tu nombre en la lista y a publicitarte antes de cruzar la meta. Y, como dice Paco, son las únicas que te llaman “atleta”. Cojo un acuarius y voy al encuentro de Paco y Jose Mari.



Impresiones: Bonita carrera. Bastante más dura que esas otras que llaman “de monte” que hemos hecho (Del Ebro, Mularroya…). Bien organizada, con un nutrido número de voluntarios (seguramente más que corredores) y con un trato exquisito. No hacen falta grandes “montajes” para organizar una carrera divertida. No hacen falta tres pórticos de meta, ni la parafernalia del chip y las alfombrillas. Sólo ilusión y entrega. Vaya desde aquí mi felicitación y agradecimiento a los organizadores.
¿Qué puede mejorarse?. Sin perder mucho de lo salvaje que tiene, yo diría que alguna parte del trazado. Sobre todo la zona del campo labrado, pues es bastante arriesgada (sin ser peligrosa) para los tobillos.
El año que viene, si Dios quiere y siguen organizándola, volveremos a estar. A ver si podemos prepararla y correrla más en serio.