Temperaturas de treinta y pico hasta cuarenta grados centígrados hacen que la fabulosa máquina que es el cuerpo humano disminuya sensiblemente su rendimiento.
Con las primeras calores se nota el bajón de ritmos en los corredores habituales con los que nos cruzamos, pero es en las semanas de "ola de calor" donde más se acentúa esta ralentización.
Las liebres, no tienen claro este año si correr la maratón de Zaragoza o no. Unos dicen que no están motivados, otro que teme las salidas largas con el calor ¡coño, y las cortas!. pero hete que aquí estamos mal-llevando un "plan" para la carrera de Filípides. Sin pretensiones, sin rigor, sin "ná de ná"... No hay más que echarle un vistazo al mismo para hacerse una idea de lo que hay (o no hay". Plan sin kilometraje, sin ritmos y, encima no se respeta.
Ya veremos como llegamos a las últimas semanas de agosto que en mi opinión serán las que nos marquen la pauta y nos decidan si vamos o no vamos.
Por mi parte, quitando lo anterior, poco que contar. Fin de semana de visita familiar en Collado-Villalba (Madrid) y salida por el parque de "El Coto". Algo más de cuarenta minutos trotando por la dehesa rodeado de encinas y pinos, atento a la posible salida de algún jabalí y con bajadas al rio Guadarrama.
Después de la carrerita, vuelta a la urbanización y a la piscina (baño reparador con el agua algo más fría de lo que habitualmente la tenemos en Zaragoza) y cervecita en la terraza.
Otro año que volvamos buscaremos nuevas rutas. Y es que los corredores tenemos algo de exploradores.