Viernes 21 de Junio, diez y media
de la noche, suena el teléfono. ¿Quién será a esta horas?, me pregunto.
Descuelgo y se oye una voz que me dice: Oye Paco y si nos apuntamos a la de
Remolinos. Era la voz de José Mari, compañero de correrías. Dicho y hecho, aun
no habían dado las once cuando ya aparecíamos en el listado de inscritos en la VII CARRERA DE MONTAÑA
“MINAS DE REMOLINOS”. Ya nos habíamos liado en otra. En esta hacia pirola uno de los miembros de las liebres de las Nieves, por asuntos ineludibles.
El domingo 23 de junio, amanece
un día estupendo, pero así como nos vamos acercando a la localidad de
Remolinos, vemos a lo lejos un “cejo”
gris-negruzco que parece que va a complicar la mañana, aunque al final no fue
así.
Desembarcamos en Remolinos, sin tener
ni idea de donde estará la línea de salida, ni el pabellón de deportes. De
pronto aparecen ya unos cuantos runners con mallas, zapatillas y resto de
aparejos con los que nos vestimos los corredores. Bueno, pues ya hemos
encontrado la salida. Aún no hay mucho
ambientillo, recogemos los dorsales, y como todavía es muy pronto, nos vamos a
“alparcear” por el pueblo. Vemos varias “joyas” de todos los estilos
arquitectónicos…y recordamos que en este pueblo hay otras JOYAS que son las
pinturas de Goya.
Nos volvemos a dirigir al coche,
para proceder al ritual previo a cualquier carrera. Allí observamos que como
compañeros de parking tenemos a los correcaminos de la Puebla.Nos colocamos el
dorsal, nos untamos con cualquier crema que cae en nuestras manos. En ese
momento me doy cuenta de que no he estado muy atento preparando la mochila,
olvidado el gel energético y la gorra necesaria por si el sol, por si la lluvia. Todo subsanado José Marí
ha traído dos geles y creo que la gorra no va a ser necesaria.
Perfil de la carrera. |
Vamos ya hacia la línea de salida
y ya se ve el ambientillo previo, arco de salida hinchado, música a todo volumen y los participantes haciendo carrerillas y estiramientos previos. Se
aceracn las diez y ya estamos todos preparados. Parecía que no teníamos muchas
ganas, ya que nos colocamos al final de pelotón. Por fin suela el pistoletazo y
el grupo empieza a estirarse. Callejeamos un poco y en poco más de trescientos
metros estamos en la afueras del pueblo, en un camino prácticamente paralelo a
la carrera. De pronto el camino empieza a empinarse hacia arriba, bastante
hacia arriba. Al lado nuestro uno comenta: ¡ya veréis después de la curva!, y
así es, la carretera, que este tramo es
todo asfalto, tiene una inclinación brutal. Esto continuaría durante los tres primeros kilómetros. Las
liebres no hemos venido a sufrir, y por lo tanto los tramos de mayor pendiente
los hacemos andando, para darnos un infarto aún somos jóvenes. Pronto coronamos
y empieza la bajada. Tal y como están marcados los kilómetros, volveremos a
pasar por aquí. La bajada nos lleva en
menos de dos kilómetros al pueblo y pasamos por la línea de meta, donde está el
primer avituallamiento, cinco kilómetros y medio. Animación al paso por la
línea de meta., ya que es el final de los que han optado por el recorrido
corto. Cogemos el agua y nos paramos a beberla tranquilamente.
Empieza lo que denominaríamos el
segundo bucle, llaneamos otra vez paralelos a la carretera pero en sentido
inverso a los primeros kilómetros, pasamos algunas balsas donde se seca la sal
y volvemos a inciar una nueva subida, otra vez bastante durilla. Las liebres
volvemos a decidir andar. Todos los que nos han ido superando en las subidas,
los hemos vuelto a superar en las bajadas o en los llanos, vamos a seguir así.
Se van sucediendo subidas duras y bajadas pronunciadas, y aprovechamos en
estas para admirar estos paisajes tan
abruptos. En una de las bajadas hay un
voluntario de Protección Civil., le pregunto si la siguiente es la última
subida. Me contesta que sí, creo que no se sabía el recorrido, ya que después
de otra bajada viene la subida de verdad que empalmará con el final del último
bucle. Ya hemos pasado el kilómetro diez en cincuenta y cinco minutos, y a los
pocos metros tenemos el segundo avituallamiento, cogemos el botellín,
engullimos el gel energético, bebemos y echamos los desperdicios en la bolsa de
basura que lleva un voluntario. Bueno, chino, chano nos encontramos en el
kilómetro trece que es el kilómetro tres del primer bucle. A partir de ahora
todo es cuesta abajo. Sobre el catorce adelantamos a una corredora de
Transmendoza que nos pregunta cuanto queda, le contestamos que en torno a
kilómetro hasta el pueblo y otro medio kilómetro hasta la meta. Nosotros
seguimos a lo nuestro y tal como habíamos comentado subiendo, estamos bajando
“a muete”. Observamos unos corredores bastante abajo, pero en pocos segundos
los estamos superando. Kilómetro quince en una hora y veintitrés minutos La
verdad es que hemos guardado fuerzas en las subidas y ahora se nota. Llegamos
ya al pueblo y seguimos superando corredores. Cruzamos la meta, realmente
frescos.
Las liebres con su estilo característico arribando a meta. |
Solo hay que decir que los
últimos quinientos metros prácticamente llanos los hemos hecho en dos minutos.
Fin de la carrera, recogemos los regalos, mochila, calcetines, camiseta y 1 kg
de sal.
Qué contentos con camiseta nueva. |
Para concluir quiero felicitar a todos los organizadores, voluntarios, patrocinadores, Comarca Ribera Alta, Running, Zenit, etc, etc, que hacen posible esta y otras carreras populares en las localidades del entorno de Zaragoza y que realmente superan en muchos aspectos a las organizadas en la capital.
Y ahora ¿a preparar la maratón?
Esa foto os la hize yo! jejeje, buena cronica y buena carrera, un saludo del Club Correcaminos Alfinden
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