A todos aquellos que nos ven empujando la pared:
Nuestra única intención es estirar cuadriceps y gemelos. En ningún caso queremos mover el edificio ni ganar espacio a la calle para poder aparcar en batería (aunque moverlo, lo hemos movido).


miércoles, 4 de diciembre de 2013

MULARROYA 2013

 
La carrera de Mularroya siempre ha sido de nuestras favoritas, quizá porque fue de las primeras de montaña que disputamos y por el trato de sus organizadores, el Club Atletismo de La Almunia.

Con la mente abierta hacia lo que puede salir, nos presentamos a las 10:10 h en la zona de salida. Nos hemos seguido apuntando a la carrera corta (15 kms) cuando es el segundo año que se ofrece una de 21,5 kms por parajes nuevos. A ver si el próximo año damos el salto por variar.

Lo primero es hacernos con los dorsales y buscar un bar para tomar un cafelito caliente, que apetece mucho, por lo menos a mí. Además dicen que la cafeína reporta un plus al rendimiento deportivo (será al que tenga cosas de esas).


Las 10:30 y dan la salida a los valientes de los 21,5 kms. Estamos intentando elegir entre nuestro “fondo de armario”, mejor quedaría “fondo de maletero”, qué ponernos. La decisión se basa única y exclusivamente en criterios atmosféricos y meteorológicos (temperatura, viento…). Como no vienen las mujeres nos da igual que no combinen las prendas. Podemos ponernos una camiseta verde con un pantalón fucsia y unos calcetines blancos con buff amarillo, ¡y no pasa nadaaa!.

El perfil, a pesar de lo que parece, no es tan duro.

Medianamente reconciliados con la estética calentamos al trote durante 10 minutos, estiramos y a las 10:58 nos colocamos tras el arco de salida/meta.  

Suena el pistoletazo de salida y de inmediato ya estamos corriendo. Es lo que tienen estas carreras con apenas 200 inscritos.
 
Salimos de la población buscando los campos olivares por pista asfaltada que pica un poco ya hacia arriba. Al rato miro el reloj y me marca 5min54seg, pienso que ya hemos pasado el primer km, Sebastián me lo confirma, 1,2 km. Esto es ligeramente por debajo de los 5min/km, bien. Me encuentro muy bien, recuerdo el año pasado que ya de salida iba como fatigado. Creo que éste, que llevo descansando desde el miércoles, he acertado.

Entramos en terreno de tierra, ¡por fin!, decía alguno. La pista no está muy bien, muchas cárcavas, piedras y baches, pero ya teníamos ganas de entrar en terreno blando. Enseguida, km 3,5 aprox. y entrada en el pinar bajo. Rápidamente comenzamos la ascensión por el barranco (no recordaba que se cogía éste directamente). Senda muy técnica, con muchos pasos delicados, de estudiar bien dónde se pisa, mucha piedra angulosa que hace que, a escasos 500 metros ya estemos andando. No me viene mal andar un poco para recuperar de las primeras cuestas, pero cuando llevo 5 minutos me canso e intento adelantar. Puedo adelantar a un par de féminas y otro par de caballeros. La ventaja entre andar y correr no es mucha, pero me fastidia hacer casi toda la subida del monte andando. Al rato salimos del barranco y alcanzamos una zona de pinar más “corrible”, esto es otra cosa. Seguimos yendo en fila de uno y el ritmo me resulta cómodo de llevar. Alguna rampa que hay que cogerla “con carrerilla” y cruzamos la pista. Aquí, recto seguimos atacando la última parte de la subida, la cresta del monte Mularroya. Un poco más de correr y de nuevo la fila de gente caminando. Sigo corriendo un poco más, hasta que la pendiente se hace insostenible y, los últimos 200 metros, los hago andando, apoyando los brazos en las rodillas e impulsándome de esta manera como los buenos de los trails.

 
Llegamos al cabezo y ya a 100 metros se adivina el puesto de avituallamiento líquido, km 6 (tiempo 37 min). Decido tomar una botellita de agua y parar un poco (40 segundos más o menos) para tomármela y ver si vienen mis compañeros.

 
No los veo, si que veo llegar a María José Poves que había hecho el primer tramo marchando.  Arranco de nuevo y me dejo caer por la pista. Sin esforzarme mucho cojo velocidad, aviso a alguno de la presencia de alguna curva cerrada y peligrosa. En estos momentos recuerdo cómo bajábamos otros años por aquí. Decido ser conservador y a ver si me pillan las otras liebres.
 

Me adelanta gente que tira mucho hacia abajo y ha sido conservadora en la subida, no me pico, voy a mi marcha y tengo de referencia a un grupeto de 5 personas delante, a unos 15 metros. Buena distancia para reaccionar y mantener ese ritmo. Voy muy cómodo, y sin apenas darme cuenta llego al final de la primera cuesta. En este momento se me une un mozo que no conocía la carrera y, a la vista de la curva y de nuevo cuesta hacia arriba, me pregunta qué viene ahora. Se le  había hecho muy dura la subida. Yo le contesto que son apenas 750 metros de subida y ya todo para abajo. Le indico por dónde se incorporan los de la carrera larga, que vemos venir, con otro ritmo más tranquilo que el nuestro.
Monte de Mularroya

Por fin alcanzamos el segundo punto alto y nos adentramos en senda entre los pinos y, al final, en otro barranco de bajada. Voy muy bien situado pero no puedo manejar bien la velocidad con los brazos. Me lo impide la lesión del hombro izquierdo y decido ir más tranquilo, doy paso a todo el que veo detrás, facilito al extremo los adelantamientos y no me importa perder posiciones, no estamos para jugárnosla con cualquier pedrusco.

Como todo lo que empieza acaba, el barranco también. La senda técnica se convierte en camino que me da una mejor posibilidad de correr. Aquí me adelanta la Poves que, con un ritmo que parece muy cómodo, pone tierra de por medio.  Adelanto a alguno que va un poco cansado (puede ser de los 21,5 kms o de los 15, en estos momentos estamos todos revueltos), sigo teniendo de referencia al grupeto de cinco con los que voy desde la cumbre y calculo que apenas quedan unos 3,5 kms para acabar. Miro el reloj y veo 1h04min.

 
Viene como en casi todas las carreras (la del Ebro, la TMT de La Puebla) el ineludible tramo final asqueroso, relativamente llano y aburrido. Pongo el “piloto automático” e intento abstraerme de los pensamientos negativos.




Cruzamos por debajo de la acequia  donde todos los años, y este no iba a ser menos, hay un charco y, al ratico ya estamos en la pista asfaltada, un kilómetro escaso y meta!. En estos momentos tengo a 20 metros a la Poves que ha reanudado el estilo de marchadora. Me cuesta una barbaridad alcanzarla ¿cómo es posible tener esa velocidad de marcha?. Pero, claro, para eso es élite nacional. Por delante un rosario de corredores, la culebra multicolor que dicen en ciclismo, de uno en uno todos por la misma margen de la carretera. Ya se adivina la curva a 90 grados y, tras esta, unos 100 metros y meta.

Un servidor en el último sprint

Pico en 1h23min, tiempo bastante discreto pero con muy buenas sensaciones al acabar. Otros años hemos hecho mejor tiempo pero he acabado sufriendo como un perrrrroooo!.  Me quedo con lo de hoy.  Calculo (luego lo confirmaría) que habría quedado por mitad de tabla más o menos.


Sebastián y José Mari disfrutando de los últimos metros
Espero al resto de compañeros que vienen en un rato y juntos entramos al pabellón, sin estirar ni cambiarnos que el año pasado fuimos a “adecentarnos” y nos quedamos sin aperitivo.
 

Ambiente estupendo post-carrera
Dentro, como no puede ser de otra manera, barra libre de cerveza  y de otra cosa que dicen que lo es pero que no tiene alcohol.  Después pistoletazo de salida a las viandas. Nos colocamos en una mesa con los del atletismo JALÓN que comen como jabatos y con los que compartimos unas risas, sobre todo con Lurdes Chávarri, a la que felicitamos por su campeonato de España de los 100 kms.




Uno de los héroes del día: El cortador de jamón
Vuelta para casa y a descansar. El año que viene por mi parte, de nuevo acudiré a esta cita Ya será la IX edición, de las que habré participado en seis, por algo será… Veremos a ver si estamos todas las liebres al completo y le echamos “g…sss”  y hacemos la larga.  Habrá que prepararse bien.