A todos aquellos que nos ven empujando la pared:
Nuestra única intención es estirar cuadriceps y gemelos. En ningún caso queremos mover el edificio ni ganar espacio a la calle para poder aparcar en batería (aunque moverlo, lo hemos movido).


viernes, 28 de junio de 2013

VII CARRERA DE MONTAÑA "MINAS DE REMOLINOS"

Viernes 21 de Junio, diez y media de la noche, suena el teléfono. ¿Quién será a esta horas?, me pregunto. Descuelgo y se oye una voz que me dice: Oye Paco y si nos apuntamos a la de Remolinos. Era la voz de José Mari, compañero de correrías. Dicho y hecho, aun no habían dado las once cuando ya aparecíamos en el listado de inscritos en la VII CARRERA DE MONTAÑA “MINAS DE REMOLINOS”.  Ya  nos habíamos liado en otra. En esta hacia pirola uno de los miembros de las liebres de las Nieves, por asuntos ineludibles.

      El domingo 23 de junio, amanece un día estupendo, pero así como nos vamos acercando a la localidad de Remolinos, vemos  a lo lejos un “cejo” gris-negruzco que parece que va a complicar la mañana, aunque al final no fue así.

       Desembarcamos en Remolinos, sin tener ni idea de donde estará la línea de salida, ni el pabellón de deportes. De pronto aparecen ya unos cuantos runners con mallas, zapatillas y resto de aparejos con los que nos vestimos los corredores. Bueno, pues ya hemos encontrado la salida.  Aún no hay mucho ambientillo, recogemos los dorsales, y como todavía es muy pronto, nos vamos a “alparcear” por el pueblo. Vemos varias “joyas” de todos los estilos arquitectónicos…y recordamos que en este pueblo hay otras JOYAS que son las pinturas de Goya.
Nos volvemos a dirigir al coche, para proceder al ritual previo a cualquier carrera. Allí observamos que como compañeros de parking tenemos a los correcaminos de la Puebla.Nos colocamos el dorsal, nos untamos con cualquier crema que cae en nuestras manos. En ese momento me doy cuenta de que no he estado muy atento preparando la mochila, olvidado el gel energético y la gorra necesaria por si el sol, por si la lluvia. Todo subsanado José Marí ha traído dos geles y creo que la gorra no va a ser necesaria.
Perfil de la carrera.
      Vamos ya hacia la línea de salida y ya se ve el ambientillo previo, arco de salida hinchado, música a todo volumen y los participantes haciendo carrerillas y estiramientos previos. Se aceracn las diez y ya estamos todos preparados. Parecía que no teníamos muchas ganas, ya que nos colocamos al final de pelotón. Por fin suela el pistoletazo y el grupo empieza a estirarse. Callejeamos un poco y en poco más de trescientos metros estamos en la afueras del pueblo, en un camino prácticamente paralelo a la carrera. De pronto el camino empieza a empinarse hacia arriba, bastante hacia arriba. Al lado nuestro uno comenta: ¡ya veréis después de la curva!, y así es, la carretera,  que este tramo es todo asfalto, tiene una inclinación brutal. Esto continuaría  durante los tres primeros kilómetros. Las liebres no hemos venido a sufrir, y por lo tanto los tramos de mayor pendiente los hacemos andando, para darnos un infarto aún somos jóvenes. Pronto coronamos y empieza la bajada. Tal y como están marcados los kilómetros, volveremos a pasar por aquí.  La bajada nos lleva en menos de dos kilómetros al pueblo y pasamos por la línea de meta, donde está el primer avituallamiento, cinco kilómetros y medio. Animación al paso por la línea de meta., ya que es el final de los que han optado por el recorrido corto. Cogemos el agua y nos paramos a beberla tranquilamente.

     Empieza lo que denominaríamos el segundo bucle, llaneamos otra vez paralelos a la carretera pero en sentido inverso a los primeros kilómetros, pasamos algunas balsas donde se seca la sal y volvemos a inciar una nueva subida, otra vez bastante durilla. Las liebres volvemos a decidir andar. Todos los que nos han ido superando en las subidas, los hemos vuelto a superar en las bajadas o en los llanos, vamos a seguir así. Se van sucediendo subidas duras y bajadas pronunciadas, y aprovechamos en estas  para admirar estos paisajes tan abruptos.  En una de las bajadas hay un voluntario de Protección Civil., le pregunto si la siguiente es la última subida. Me contesta que sí, creo que no se sabía el recorrido, ya que después de otra bajada viene la subida de verdad que empalmará con el final del último bucle. Ya hemos pasado el kilómetro diez en cincuenta y cinco minutos, y a los pocos metros tenemos el segundo avituallamiento, cogemos el botellín, engullimos el gel energético, bebemos y echamos los desperdicios en la bolsa de basura que lleva un voluntario. Bueno, chino, chano nos encontramos en el kilómetro trece que es el kilómetro tres del primer bucle. A partir de ahora todo es cuesta abajo. Sobre el catorce adelantamos a una corredora de Transmendoza que nos pregunta cuanto queda, le contestamos que en torno a kilómetro hasta el pueblo y otro medio kilómetro hasta la meta. Nosotros seguimos a lo nuestro y tal como habíamos comentado subiendo, estamos bajando “a muete”. Observamos unos corredores bastante abajo, pero en pocos segundos los estamos superando. Kilómetro quince en una hora y veintitrés minutos La verdad es que hemos guardado fuerzas en las subidas y ahora se nota. Llegamos ya al pueblo y seguimos superando corredores. Cruzamos la meta, realmente frescos.  
Las liebres con su estilo característico arribando a meta.

      Solo hay que decir que los últimos quinientos metros prácticamente llanos los hemos hecho en dos minutos. Fin de la carrera, recogemos los regalos, mochila, calcetines, camiseta y 1 kg de sal.
Qué contentos con camiseta nueva.


     Para concluir quiero felicitar a todos los organizadores, voluntarios, patrocinadores, Comarca Ribera Alta, Running, Zenit, etc, etc, que hacen posible esta y otras carreras populares en las localidades del entorno de Zaragoza y que realmente superan en muchos aspectos a  las organizadas en la capital.


Y ahora ¿a preparar la maratón?


miércoles, 5 de junio de 2013

TRANSMONTESBLANCOS TRAIL 25 K


Sábado, 1 de junio, 16:00 h. Día y hora totalmente inhabituales para una carrera organizada. Pero esto no es una carrera al uso. El TMT (Transmontesblancos Trail) es un proyecto de un grupo de corredores que saben valorar todos los aspectos que un trail debe ofrecer a los participantes. Es decir, una prueba organizada (y muy bien por cierto) por corredores para corredores de monte (o montaña, según se mire, o desde donde se mire). Programada con cariño y desde la perspectiva que nos une a todos: El desafío personal en el marco de la naturaleza dura de los montes de Alfajarín, Villamayor y La Puebla de Alfindén.
 
 
 
El grupo de Las Liebres aparecemos a las 15:20 aproximadamente en las inmediaciones del complejo polideportivo de La Puebla. Aparcamos en el polígono industrial y nos acercamos a la zona de salida. Vemos corredores solitarios o en muy pequeños grupos que se dirigen allí. Son los valientes de la TMT 50K, que han finalizado el primer bucle de 25 km y, previo paso por meta, van a efectuar el segundo bucle que coincide con el recorrido nuestro.
Después de un poco de calentamiento y algunos estiramientos pasamos el control de dorsales y equipamiento mínimo (riñonera o mochila con agua y teléfono móvil). Nos colocamos tras el arco de salida y a esperar el chupinazo.
 
Fsssssshhhhh…. ¡puuuum!.  Salimos unos 180 participantes, 

La salida
los primeros a toda mecha para desde el principio tomar posiciones delante, el resto (la mayoría) más tranquilos. Fuera del complejo deportivo y ya en la calle nos dirigimos hacia la rotonda junto a la autopista, giro a la derecha y tomamos el camino paralelo a la misma para, en un km, pasar por debajo y salir a un camino asfaltado que remontaría un barranco laaaargo largo.

Pasa el km 2 y no me encuentro a gusto. El ritmo es bastante suave (5´30”/km) pero las sensaciones no me acompañan. Van pasando los kilómetros y adelantamos a corredores y grupos. Muchos de ellos son de la TMT50 que van a un ritmo notablemente inferior al nuestro, incluso algunos andan unos metros, otros de la TMT25 que han bajado la marcha con la constante subida.
Sopla cierzo y viene bien, a mí personalmente me ayuda a refrigerar el cuerpo del calor producido por el esfuerzo constante. En algún momento una loma nos protege del mismo y se nota ya calorina. ¡Con 21 o 22ºC que estamos!. ¡No quiero ni imaginar lo que fue el año anterior con 42ºC!. No es exageración lo que algunos calificaron como un auténtico infierno.
Así, en un camino que discurre junto al tollo del barranco, sin pendientes importantes pero en continuo ascenso, se hace un giro brusco a la derecha para subir un pequeño repecho y llegar al punto más alto del recorrido. Hemos completado los primeros 8,5 kms y ahora  atravesamos en suave descenso un enorme campo de cereal.  Llevo en la riñonera un bote de agua pero prefiero esperar a llegar al primer avituallamiento (creo recordar que era en el km 8,7).
Pero pasan los metros y no aparece. Les comento a mis compañeros “¿pero no había avituallamiento antes del 9?”.  La realidad fue que lo retrasaron un km más adelante, junto al km 10. Seguramente las razones fueron el proteger a los voluntarios que lo atendían del aire (para alguien parado podría ser bastante molesto).


Primeras subidas
Como habíamos decidido hacer, paramos, tranquilamente nos tomamos el gel, comentamos cómo va el tema, nos toman nota del número de dorsal y nos dan una botella de agua de 1,5 l.  Nos bebemos la mitad, rellenamos el bote y el resto lo dejamos en el puesto.



Salimos andando los primeros metros para que el estomago asimile el agua y el gel. Enseguida comenzamos a correr. Es cuesta abajo y las piernas van solas, enseguida pasan los kilómetros, el 10, el 11, el 12, un poco más ¡ya estamos en la mitad de la prueba, el 12,5!.
¡Ni de coña!. Podría ser la mitad de kilometraje pero lo que a partir de un par de kms vendría ya no tendría nada que ver.
Hasta ahora no me parece que la carrera sea distinta a cualquier entreno de los que hacemos por los montes de Cuarte o Valdespartera, incluso más flojo y a pesar de ello hemos pasado los 10K en 1hora (6´/km). ¡Quién nos diría que una semana antes habíamos corrido 5k a 4´20”!.
Un poco antes del km 15 nos aparece a la izquierda del camino un monte en el que se recortan unas figuras que suben. Van andando, con la cabeza gacha, y el paso acompasado con la misma. Algunos se ayudan con las manos en las rodillas, otros descansan a un lado del sendero. Bueno, por fin parece que esto se pone interesante.
 
Cresteando por los montes de Alfajarín

En un brusco giro de 150º se sale del camino cómodo y en 20 m ya estamos subiendo. Podría apurarse más la carrera pero ya los de delante han empezado a andar, y en el sendero es una tontería salirse de él para ganar unos metros.
 
Aquí se nota el sufrimiento de los TMT50, que ya llevan 41 kilómetros en las piernas. Es un repecho, el primero de los que vendrían después, que te hace regular el paso, acomodarte al resto del grupo y, como uno solo, subir todos chino-chano. Posiblemente los primeros lo subirían corriendo pero ahora no procede, se pierde más que se gana hacerlo así. Es hora de ser humildes ante la naturaleza de uno mismo y la que nos rodea.
 
Enseguida alcanzamos el alto, seguimos subiendo pero la pendiente es muy inferior y lo podemos hacer corriendo. Por senda, de uno en uno, que es como a mí me gusta. En determinado momento se comienza a bajar, también por senda, cómoda, con algún paso complicado pero que no se necesita parar para hacerlo. Sin darnos cuenta, en poco rato hemos descendido a la altura de la autopista.
 
Pero en doscientos metros nos espera el principio de una nueva subida, entre vales avanza un camino que corona, poco antes del km 17 otro monte. Paso al otro lado y bajada rápida hasta alcanzar el fondo de un barranco. A lo lejos ya se ve el toro de Osborne. Esa es nuestra próxima meta.
Subiendo la trocha, como podíamos
Desembocamos en otro barranco  y de nuevo dirección a la autopista. Un poco antes de llegar, ya se atisba a la izquierda la senda que sube al toro. Pero no se ve a nadie por ella. ¡qué raro!. La respuesta vino sola cuando, cruzamos el camino y nos envían por una trocha que se dirige, directa, hacia arriba. Huelga decir que aquí era imposible correr, casi lo era andar. En algún tramo había que echar mano a una piedra o ayudarse del matorral para seguir adelante. Vamos los tres juntos, la verdad es que vamos todos en fila india (es imposible que nadie adelante a nadie en este terreno).  Por fin giramos a la derecha y tomamos una senda que, en fuerte pendiente, nos subirá al toro. La pendiente es tan pronunciada que las suelas de las zapatillas no agarran, produciéndose un deslizamiento que nos hace extremar a tope las precauciones. ¡Puto yeso!, roca totalmente disgregada y peligrosa.
 
Por fin podemos trotar y cresteando  llegamos al toro. Veo a mis compañeros que han subido y han posado para la foto. Yo no tengo ganas y me tiro para abajo tras ellos.
 
Paco y José Mari bajo el toro de Osborne
 
La bajada es suave al principio, por camino. Después se alcorzaría por senda para volver al camino tras pasar la cabecera de un pequeño barranco. De nuevo en este subida, ahora muy suave, hacia el castillo de Alfajarín. Gente en la llegada al castillo y nos hacen pasar por entre sus muros, ahora sopla un viento del demonio y se pasa una zona algo expuesta. Atravesado el castillo salimos hacia la ermita, que está al lado. Aquí está el segundo avituallamiento, y gente animando.
Lo mismo que en el anterior, paramos, con tranquilidad nos tomamos un gel y bebemos mucha agua. Rellenamos (aunque ya no haría falta en los 6 kms que faltaban) los botes de agua y seguimos.
La bajada de la ermita se hace por un camino en escalera, con grava. Bajamos bien, en algo se tiene que notar el que hagamos las “escaleras del Batallador” de vez en cuando…
A mitad de bajada nos adelanta como un loco un corredor. Concluimos que sería de los primeros de la TMT12,5 que en ese tramo estábamos haciendo juntos. Todos revueltos TMT50, TMT25 y TMT12,5.
Alcanzamos la autopista, grupo de animadores (ahora se repetirían en todo el camino hasta la Puebla) y pasando aquella por debajo, enfilamos un camino de tierra (y hierba) que sería el que nos llevaría hasta el pueblo.


Castillo y, al fondo, ermita de Alfajarín
 

En este momento se nos juntan muchas cosas. El cierzo de cara, el cansancio y el aburrimiento de un camino recto, con sube y bajas pero amplio y recto, junto a la autopista.  Tengo una sensación parecida a la de los últimos 5 kms de la Carrera del Ebro. Después de lo divertido de los montes, barrancos y trochas, viene el aburrimiento de un camino que, sin dificultades técnicas, se hace especialmente tedioso.
Adelantamos a algunos grupos, muchos de ellos de TMT50, nos adelantan gente de la TMT12,5 que van como balas y al final, tras lo que parece una eternidad, llegamos a las inmediaciones de La Puebla de Alfindén. Nos adentramos en el pueblo, bajamos a la rambla y, subiendo de nuevo a las calles, en poco más de 500 m llegamos de nuevo al centro deportivo.
Entrada de los tres juntos, bajo el arco de meta y en un ambiente de gran animación. Una vez rebasado el arco uno de los organizadores nos pregunta: “¿Sois equipo?”. La pregunta me coge fuera de banda y le digo que no. Más tarde veríamos el porqué de la pregunta.
Llegada a meta
Estiramientos y una coca cola para meter algo de calorías al cuerpo, luego nos tomaríamos una cerveza y más tarde, en el pabellón donde se entregaron los trofeos, un par de vasos de sangría con bocatas de chorizo y longaniza. No va de coña, eh?.
Valoración muy buena, excepto el principio que me costó ponerme en marcha y la parte final que fue algo aburrida la carrera no se puede decir que nos fue mal. El tiempo final 2h37min puede parecer una barbaridad para 25 kms comparado con otras carreras pero es que esta se parece poco a las demás por cómo es y cómo nos la tomamos.  La idea no era hacer el mejor tiempo posible, sino disfrutarla a tope y sin prisas.

Y así fue.
 
Ya se oyen voces de que al año que viene nos apuntaremos a la TMT50. Yo no digo nada, el tiempo lo dirá, sobre todo el climatológico pues hacerla con temperaturas por encima de los 30ºC para mi es totalmente inviable. Pero bueno, están los lagartos que con el sol y el calor sacan fuerzas… De todo tiene que haber.