A todos aquellos que nos ven empujando la pared:
Nuestra única intención es estirar cuadriceps y gemelos. En ningún caso queremos mover el edificio ni ganar espacio a la calle para poder aparcar en batería (aunque moverlo, lo hemos movido).


domingo, 18 de marzo de 2012

VI CARRERA DEL EBRO

El pasado domingo, 11 de marzo, se celebró la tan querida carrera civico-militar del Ebro. Discurriendo, como es habitual desde sus inicios, por los emblemáticos parajes zaragozanos de la ribera del río (con sus sotos y su huerta), el escarpe y la estepa de San Gregorio.

Para los especialistas en carreras por montaña no es una carrera dura, incluso dicen que no es una carrera de montaña realmente. Yo la definiría como "de monte", 18,45 kms recorriendo esa zona, lindante con la capital, que hace que sea una carrera totalmente popular y asequible para cualquier corredor habitual.

Para nosotros es una cita ineludible y que marca el inicio de las competiciones del año.


LA CARRERA

Son algo más de las 9:20 h de la mañana y acabamos de aparcar el coche en el parking de la universidad politécnica, en el Actur. La temperatura no es excesivamente baja pero el día ha amanecido ventoso y la sensación térmica es de frío moderado. Comenzamos a estirar y a trotar por los alrededores del aparcamiento, nos acabamos de colocar el dorsal y el chip. Y nos vamos para las pistas del Centro Aragonés de Deportes (CAD). Nos metemos en ambiente, se ve mucha gente trotando y poco público.

Tras unas vueltas por la zona exterior de la pista, aprovechando que hay hierba, nos acercamos al arco de salida para tomar posiciones. Nos colocamos algo más adelantados que lo que solemos hacer normalmente, y es que ya somos veteranos en estas lides y sabemos que, de no hacerlo, nos toca pasar unos minutos adelantando al personal. Aquí coincidimos con José Luis, compañero en algún que otro entrenamiento.

Por megafonía se hacen los comentarios, agradecimientos y reseñas pertinentes por parte de la autoridad, militar por supuesto. Se recuerda a las víctimas del 11-M en Madrid y se pide un minuto de silencio que, salvo por los del final que no oyeron la petición, fue mayoritariamente respetado.

Enseguida se da la salida y ponemos en marcha los cronómetros. Damos 3/4 de vuelta a la pista de atletismo y salimos fuera. 1400 corredores en marcha hacen que, practicamente coincidan los primeros que salen de la pista con los últimos que pasan bajo la pancarta de salida. ¡La serpiente de color comienza su andadura en busca de las estepas del campo de San Gregorio!

Nos dirigimos, ya en subida constante, hacia la rotonda de Juslibol, de donde se nos dirige a la entrada a la zona militar todavía por terreno de asfalto.




En estos momentos (aprox 2 km) ya podemos ver a los primeros de carrera tomando una ventaja considerable, en solitario. Los hemos pasado en 10 minutos y 24 segundos. Rápido si se tiene en cuenta que esto ya pica para arriba.
Entramos en zona militar y pasamos a tierra, la verdad es que el personal ya empezaba a ponerse nervioso con tanto asfalto...
Llegando al km 4 Jose Mari se queda retrasado. Yo lo achaco a que se está quitando el cortavientos pues en estos momentos se ha corrido protegido del viento y con el sol se pasa calor. Pero al rato nos comunica que se retira, que no se encuentra bien y que no puede correr. Intento animarlo a ir más tranquilo hasta el primer avituallamiento (km 6) y ahí que beba agua y vea si puede o no. Pero el cuerpo le dice que no y nos deja.
Seguimos  Paco y yo, ahora pasando por los últimos tramos previos a "coronar" la plana. Primer avituallamiento y ya empiezan los toboganes, los sube-baja típicos de esta carrera. Miras hacia adelante y hacia atrás y el espectáculo es increíble, la fila multicolor de corredores contrasta con el acre del paisaje, duro y seco.

La prueba sigue salvando los desniveles que las torrenteras dejan en la zona, siempre cogiendo altura. Aquí ya los kilómetros caen algo más despacio, pero nos encontramos enteros y sabemos lo que queda. Llegamos al campamento Maria Cristina que lo dejamos a la derecha antes de llegar. Al rato nos aparece una cuesta increíble ¿de dónde ha salido ésto?, es la primera vez que la veo (y ya llevo cuatro ediciones con esta). Parece ser que han variado el recorrido. Bueno, habrá que apechugar.
Estamos subiendo despacio, Paco se queda algunos metros por detrás, lo espero, enseguida me alcanza y me comenta que las piernas no le van. Subimos más tranquilos y, una vez, coronada, retomamos poco a poco una cierta "velocidad de crucero". Estamos, aproximadamente, en el km 9 y pico. Parece que ha sido un aviso que se ha quedado en eso. Afortunadamente seguimos los dos juntos. Este último kilómetro se nos ha podido ir a más de 6 minutos y medio.
Pronto llegamos a la zona más alta del recorrido, y allí nos "obsequian" con el líquido elemento. Comenzamos a bajar.
Tomamos velocidad, yo con algo de miedo pues me noto la molestia que voy arrastrando en los últimos meses en el tobillo izquierdo. Además piso una vez mal con el pie y me duele. Así salimos del campo de maniobras, por el pinar de la zona alta del escarpe. Paco va adelante llevando un ritmo cómodo de bajada, sin arriesgar en exceso. Hay una zona en la que es imposible pisar tierra firme en el camino, son  todo cantos rodados (no entiendo cómo han llegado tan altos, pues el río se encuentra al menos, a 50 m más abajo). Extremo mi precaución pero no puedo evitar volver a pisar "en falso" con el pie malo. Esto parece las estaciones de un Vía Crucis ("Séptima Estación: Alfonso pisa mal por segunda vez").
En las bajadas nos rebasa alguna fémina. Pero claro, con treinta kilos menos, yo también bajaría así... Nos ha "jodío".
De repente aparece "la trampa" (esto a los novatos les echaría para atrás), se trata de una nueva pendiente en positivo (to parriba, pa que nos entendamos) de unos 200 metros en la que se salvan bastantes metros de altura. La acometemos tranquilos y la coronamos con cierto decoro. Arriba, como siempre, fotógrafos y gente animando. ¿Por qué será que los reporteros gráficos no nos cogen nunca en las bajadas, en las que podríamos mostrar un cierto "donaire" en la zancada, y sí lo prefieren hacer al final de las subidas, con el careto descompuesto y el cuerpo "bailando" el break-dance?. Esto es una de los grandes misterios del mundo runeril.
 De ahora en adelante ya solo nos resta bajar la famosa "culebrilla", mítica para los corredores que entrenan por la zona. Y se me hace dura, dura por el trazado (a pesar que las curvas son amplias), dura por el porcentaje de pendiente (entre el 15 y el 20%) y dura por el terreno, totalmente disgregado. Pero es la última parte de la bajada y hay que hacerla lo mejor que se pueda.
Una vez abajo ya solo restan ¡seis kilómetros por la huerta, ribera del Ebro y entrada al CAD!. Esto, como en años anteriores, se me hace duro. Es un terreno llano y me resulta monótono. La dureza está en que no sé afrontarlo psicológicamente.

Al principio, nos dirigimos en dirección noroeste, lógicamente contra el cierzo, durante un kilómetro y medio aproximadamente. Llegamos a una intersección con el camino que va paralelo al río y, girando casi 180º seguimos el mismo en la dirección de la corriente. Aquí, como preveía, no se nota el cierzo (vamos en su misma dirección y, posiblemente, a su misma velocidad). Por eso noto que no refresco, el calor corporal y el cansancio me hacen mella. Tomo una botellita de agua del último avituallamiento (gracias a los soldados, que me la han dado abierta, pues a estas alturas no está el cuerpo para gastos mínimos de energía...). Paco también ha cogido la botella, enseguida ha echado el trago y sigue. Yo pierdo unos metros con él y se me va. Lo veo que se vuelve a buscarme pero no me ve, pues se han metido unos corredores en medio. Voy a mi ritmo y Paco, con su espectacular "final", me saca en estos 3 últimos kilómetros, 45 segundos de tiempo.
Como digo, cojo mi ritmo cómodo y, saliendo del camino del soto, atravesamos el aparcamiento N de la Expo y nos dirigimos a las pistas del CAD. Entramos en las mismas y, pico en 1h35´59" (casi 2 minutos menos que mi mejor participación anterior).
Paco lo ha hecho, 45" antes y sale a mi encuentro. Juntos dejamos el chip, nos tomamos la isotónica, el agua y, al rato, viene Jose Mari a saludarno.  ¡Menos mal que lo vemos con buen color!, nos había preocupado mucho su estado al abandonar. Parece ser que ha tenido una fuerte bajada de tensión. Si no hubiera sido por eso, estoy seguro de que hubiera "roto" el crono.

Otra edición de esta bonita carrera y otro motivo de satisfacción. Hemos pasado una agradable y divertida mañana, en un ambiente que cada vez nos agrada más y lo más importante: Somos un año más viejos pero... ¡aún tenemos margen de mejora, macho!.

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